Los resultados del estudio de caso se construyen a partir de un análisis por dimensiones, en el que se busca responder tres preguntas claves de la iniciativa: 1) qué producía la iniciativa; 2) quiénes participaban de ella; y 3) cómo lo hacían.
Dentro de este análisis, destacan aspectos positivos y que se debiesen mantener en caso de su implementación en otros contextos, como son: la motivación intrínseca de las personas participantes quienes fueron finalmente los/as creadores de valor en el desarrollo del programa, los valores pilares de la iniciativa como la justicia y colaboración.
Por otro lado, se sugieren mejoras relacionadas con participación ciudadana y transparencia, ya que así se generan soluciones validadas y pertinentes en quienes las viven. Además, se debería abrir la participación e invitaciones a ser parte a iniciativas fomentadas desde el Estado.
El modelo de gobernanza, que permitió vincular sectores habitualmente separados como el público, privado y académico, es también destacado como un aspecto positivo en el desarrollo y futura replicación de la iniciativa. Si bien en términos de sustentabilidad, es necesario contar con una autoridad centralizada y de poder, que responda al programa de gobierno, para que el desarrollo del programa esté alineado con los tomadores de decisiones.