Publicado en: Revista del CLAD Reforma y Democracia
Año: 2012
Volumen: 53
Número: Junio 2012
Páginas: 5-20
Resumen
Este artículo argumenta la necesidad de integrar la subjetividad individual y las relaciones sociales reales en las políticas públicas orientadas a la cohesión social. Apoyado en el trabajo de más de quince años de los informes chilenos de desarrollo humano, se critica la lógica lineal de incentivos racionales, que supone que para producir integración social basta la creación de oportunidades y el diseño correcto de premios y castigos, con la que suelen construirse las políticas públicas. Esa lógica descansa en supuestos unilaterales, cuando no erróneos, acerca del comportamiento humano. Se propone un enfoque alternativo que reconoce el rol que le cabe al contexto creado por la interacción entre las instituciones formales, la cultura, la subjetividad individual y las prácticas sociales en la producción de los resultados reales de las políticas públicas. A la luz de ese enfoque se descubre la relevancia de los intereses y significaciones múltiples que orienta la acción individual, así como el rol decisivo que juegan los contextos culturales y las relaciones sociales sobre la interpretación y valoración de las oportunidades e incentivos ofrecidos por las políticas. Esos condicionamientos sociales de las motivaciones individuales no son, sin embargo, estáticos, sino objetos de permanente reelaboración. Las políticas públicas son un factor, intencional o no, de ese proceso. Se plantea integrar ese rol de manera reflexiva, no solo para mejorar los diagnósticos de los desafíos sociales, sino también para jugar un papel positivo en la construcción deliberativa de los fines sociales. Analíticamente se propone para ello incorporar en el diseño de las políticas, el análisis de factores tales como las imágenes ideales de sujeto, las promesas, las dinámicas de la credibilidad, la legitimación de las esperas temporales y los sacrificios.
En términos prácticos, la propuesta sugiere la co-construcción de las políticas sociales a partir de procesos deliberativos que reflexionen sobre la experiencia real de exclusión y los factores que la producen, y definan los sentidos alternativos capaces de movilizar a los participantes. Esta deliberación debe definir los fines o propósitos, finales e intermedios, de las políticas, y los medios, institucionales y culturales, para realizar esos fines. Ellos deben ser expresados como promesas, que deben ser creíbles. Esto requiere construir tiempos largos y promesas intermedias, cuyo posible no cumplimiento requiere la creación de dispositivos de evaluación, también participativos y deliberativos, que permitan aprendizajes que perfeccionen las políticas. Entre mayor sea el desarrollo de un país, mayores son las expectativas y más cortos los tiempos de espera, y, por tanto, mayor la necesidad de sentidos culturales y la creación de credibilidad para justificar la espera. También es importante que la deliberación esté localizada en un territorio concreto, para que tome en cuenta debidamente sus especificidades. El documento desarrolla ejemplos, especialmente a partir de las políticas educacionales, tanto las relacionadas con el sistema escolar como con la educación preescolar.