Parte de los 48 alumnos que cursaron este programa que imparte el Centro de Sistemas Públicos (CSP) de Ingeniería Industrial, en el marco del Programa Formación de Directores de Excelencia del CPEIP del Ministerio de Educación, Jorge Rojas agradece su paso por este diploma y asegura que en su vida profesional hay un antes y un después de él.
-¿Cómo supo de este diploma y cuál fue su motivación para cursarlo?
-Siempre quise ser director de colegio y en mi búsqueda por cumplir ese sueño me encontré con la página web del Ministerio de Educación y el Programa de Formación de Directores de Excelencia, cuyo objetivo es generar los espacios para que los profesores y los directores en ejercicio se capaciten. Postulé y cuando fui seleccionado inmediatamente elegí a la Universidad de Chile, cuenta este profesor de Educación Física de la Universidad Católica, casado, tres hijos.
Sobre su motivación para cursar el Diploma en Gestión Estratégica Educativa que el CSP imparte, declara: “Reconozco la mirada humanista de la Universidad de Chile, una donde la diferencia de criterio se junta con la búsqueda de la verdad y la razón”.
Con esta idea presente postuló a este diploma y aunque estaba consciente que frente a los directores en ejercicio que postularan él tenía menos posibilidades, presentó sus antecedentes respaldado en su condición de profesor integrante de la red de maestros y el haber cursado un Magíster en Educación, en Evaluación y Currículum en la Universidad Metropolitana. Y quedó.
Director de la nueva escuela
Cuando Jorge comenzó el Diploma en Gestión Estratégica Educativa, en octubre de 2011, era profesor del Colegio San Ramón Nonato, establecimiento particular subvencionado de Curicó (VII región), perteneciente a las monjas mercedarias. A las dos semanas de haber iniciado este programa le ofrecieron la dirección del Colegio Alta Cumbre, ubicado también en Curicó. Un establecimiento de 986 niños, con cursos de prekinder a 4to medio, del cual este profesional destaca su acogida y el respeto por haber curado un diplomado de Director de Excelencia. Esto, tanto como que este establecimiento tenga la mirada que vienen nuevos directores con otras ideas, competencias y maneras de enfrentar la educación.
“Ellos me buscaron”, relata convencido de que su paso por este diplomado -que terminó a mediados de mayo y que le significó viajar semana por medio desde Curicó a Santiago- fue determinante en esta decisión.
-¿Qué herramientas le entregó este programa?
-Fue una experiencia maravillosa. El diplomado me ayudó mucho en materia de las competencias que un director debe tener. Siento que cambié como profesional, pero también como persona. Si no hubiera hecho este programa hoy no sería director. El Diplomado en Gestión Estratégica Educativa cambió mi vida.
Explica: “Hoy tengo una mirada más holística, más integradora de lo que es la educación. Siempre tuve la sensación de que las prácticas docentes no eran acordes con la contingencia que estaban viviendo los jóvenes. El diplomado me ha dado esa mirada de entender a las nuevas generaciones en este contexto. Soy un director de terreno, no de oficina, y me he enfocado al aprendizaje”.
Precisa: “Ya basta de administradores de colegios, para eso hay otras personas. En mi colegio estoy abocado a que todos los niños, independiente de su procedencia y condición social, aprendan. Siento que soy director de la nueva escuela. De la escuela que dialoga con las necesidades de los niños y los jóvenes”.
-¿Encontró en el Diploma de Gestión Estratégica Educativa lo que estaba buscando?
-En él encontré mucho más de lo que buscaba. Pensé que iba a encontrar gente teórica que me enseñaría algunos procedimientos que están descritos en la literatura, pero siento que acá me enseñaron a vivir la educación inserta en la contingencia nacional. Esta experiencia no la encontré antes en otros seis programas que cursé y he conversado mucho con amigos de otras universidades y no la tienen.
Agrega:
“Quiero agradecer a mis profesores que son de alto nivel. Ellos me enseñaron a planificar en base a mis capacidades, a tener una mirada de futuro frente a la educación y sobre todo, lo que más me ha impactado, a conocerme a mí mismo. A trabajar desde ese foco, desde lo que yo soy, sin renunciar a ello. Con este diploma aprendí a ser muy tolerante, atingente y más que nada contingente. Me declaro un admirador acérrimo de la Universidad, es mi segunda casa”, declara entusiasta.
Tanto así que asegura que en materia profesional esto es lo más importante que ha hecho.
“Me gustaría aprovechar este espacio para agradecer y mandar un tremendo abrazo a todos los profesores. Entre ellos, y en primer lugar, a Mario Waissbluth, por la calidad de lo que me entregó. Siempre voy a ser hijo de esta nueva escuela”.
Y para terminar una última reflexión: “Tengo la secreta esperanza de que la Universidad, en esta mirada que tiene de la educación, pueda contribuir más activamente a este momento histórico de cambios educacionales que estamos viviendo. Creo que tiene mucho que aportar, porque, a pesar que nos hacen clases muchos ingenieros y estamos en un Departamento de Ingeniería, eso es justamente lo que la educación necesita”.
Entrevista: Cony Kerber S.