DOCODE, o Document Copy Detector, es uno de los últimos emprendimientos de Juan Velásquez, académico del DII que ha escogido el nicho de la Web Intelligence para desarrollarse y llevar cada vez mejores herramientas al sector público y privado.
Hace algunos años, siendo profesor en una universidad que prefiere no nombrar (y que no es la Chile) recibió 50 trabajos en los que pudo observar plagios. O sea, el 100% de los alumnos copiaron. Repitió el trabajo y detectó nuevamente copias. Hizo lo mismo cuatro veces. Las altas tasas de copia quedaron dando vueltas en la cabeza de Juan Velásquez hasta que el 2010 comenzó a desarollar una solución: el software DOCODE da sus primeros pasos con versiones de prueba que a están siendo utilizadas en dos colegios, dos institutos profesionales y con los alumnos de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile, donde hoy Velásquez es académico.
Pero ¿qué es lo que permite que DOCODE exista? Además de las buenas ideas es, sin duda, una larga trayectoria. Juan Velásquez es Ingeniero Civil Electricista y en Computación de la Universidad de Chile, donde también ha realizado tres magíster: en computación, Ingeniería Industrial y derecho de la informática. Fuera de Chile realizó un PhD en Ingeniería de la Información en la Universidad de Tokio y estudios post doctorales en la U. de Oxford. Con cerca de 13 años vinculado a la empresa privada llegó a la Universidad de Chile a reflotar el Departamento de Ingeniería Industrial en su área de TIC’s para la gestión.
Desde su trabajo como académico en Ingeniería Industrial ha escogido como nicho para investigar la Web Intelligence, principalmente en cuatro frentes: Minería de datos, Proceso de negocios en sitios web, Análisis de comportamiento del usuario y Análisis de redes sociales. “Acá nosotros desarrollamos investigación aplicada para la resolución de las siguientes etapas de la cadena: producimos sistemas, modelos, minado de datos que le sirven a la empresa y que los ocupa directamente en sus sistemas productivos”, explica.
Pero su actividad también ha repercutido en el ámbito público. Con su equipo de Web Intelligence ha trabajado minando la base de datos del SII para identificar patrones de empresas que comenten fraudes y realizar caracterización de los contrubuyentes. Esto dio paso nada menos que a un software de detección de fraudes. También en INDAP realizó un diagnóstico que concluyó en el diseño de un sistema de scoring, un clasificador de riesgo de los pequeños y medianos agricultores, para ayudar a la toma de decisiones del ejecutivo en la gestión de recursos. Y en proyectos aplicados, en 2007 partió con Innova en un proyecto para medir la sustentabilidad de la industria del salmón, el que se materializó con el sistema de Indicadores de Sustentabilidad de la Industria del Salmón (ISIS). “El proyecto planteó un data warehouse, que en el fondo es un repositorio de información, donde cualquier stakeholder puede acceder para ver cómo están los indicadores referentes a la industria del salmón”, explica, añadiendo que dichos indicadores fueron creados en el eje económico, social y medioambiental. El sistema tiene un impacto de largo plazo, y ya fue transferido a Sernapesca y al Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia.
“El Gobierno tiene montones de datos, pero muy poca información y menos conocimiento a partir de dichos datos”, explica Juan Velásquez. Y es que a lo largo de los años, la Web Intelligence ha permitido que el equipo de Juan Velásquez se introduzca en mundos donde los grandes flujos de datos sólo pueden ser descifrados por las máquinas. Sin ir más lejos, Velásquez estuvo a cargo del procesamiento de los datos que se originaron a partir del proyecto Diálogos Ciudadanos por la Calidad en Educación, realizados por el Mineduc entre los años 2003 y 2004, con los que se recabó un total de 8000 opiniones escritas de todo el país. Claramente un humano no sería capaz de leer y procesar tal cantidad de información, pero un software basado en cómo se organizan las neuronas a nivel del córtex cerebral pudo hacerlo, extrayendo de esa verdadera montaña de datos las 40 opiniones más concensuadas, que luego se tradujeron en 16 políticas aplicables en educación.
De ahí a DOCODE hubo sólo algunos pasos. “No queremos hacer una herramienta de delación, pero sí ayudar a los profesores”, explica Velásquez sobre el programa que se ganó un Fondo de Fomento Científico y Tecnológico, Fondef, el 2010. Y es que DOCODE permite establecer relaciones y concordancias semánticas, detectar copias desde la web, descubrir plagios con cambio de sinónimos, etc. Todo eso simplemente con ingresar los trabajos a una plataforma virtual que los descifra y compara entre sí y con la web. Y ete novedoso programa ya tiene nuevas metas proyectadas. Según Velásquez, el próximo paso es DOCODE Trends, un instrumento para ver, por ejemplo, la viralización de una noticia y medir tendencias. “Con todas estas herramientas queremos postular a un proyecto Fondef de interés público que lo vamos aplicar al turismo en la Décima Región, de manera de caracterizar la demanda de productos turísticos mediante la minería de datos, para preparar la oferta adecuada”, señala. La finalidad sería ayudar a los pequeños empresarios del turismo de la zona, a Sernatur y a la región en general a lanzar nuevos productos y rutas turísticas. “Los blogs y tuiteos nos sirven para caracterizar el interés turístico”, añade.
Es así como Juan Velásquez y su equipo del Departamento de Ingeniería Industrial se mueve con distintos proyectos tanto en el mundo público como el privado. “El trabajo en el sector público tiene un impacto sobre muchas personas (…) En la Universidad de Chile tenemos un deber moral, existe un genuino deseo de aportar al país”, indica, y lo hace con una actitud solemne y humilde, herencia de su formación japonesa. Según explica, sus años de estudios en Japón dejaron una gran huella en su vida, especialmente en el tema valórico y en su manera de enfrentar los desafíos, la que comparte con sus alumnos del mismo modo que sus conocimientos y experiencia profesional. “Guío a mis tesistas a lo japonés, entrego valores para la vida”, finaliza.