El investigador de nuestro Centro de Sistemas Públicos (CSP), Alejandro Barros, presentó un resumen de las conclusiones de su informe realizado para la Fiscalía Nacional Económica (FNE). En él, Barros analiza el modelo operacional y tecnológico de las notarías y busca espacios de mejora, a la luz de la experiencia en otros países con sistemas parecidos al nuestro.
En esta instancia, realizada el 29 de mayo en el ex Congreso Nacional en Santiago, también participaron, entre otros, el ministro de Justicia, Luis Cordero; el Fiscal Nacional Económico, Jorge Grunberg, y representantes de la Asociación de Notarios y de Conservadores, Carlos Swett y Felipe Monasterios.
“Es importante al momento de legislar tomar en consideración los avances tecnológicos y cómo estos se producen. (…) También los impactos que están teniendo en la sociedad”. Con estas palabras, Barros abrió su presentación invitado por la Comisión de Constitución del Senado para conocer su opinión experta frente al proyecto que apunta a la “desnotarización” de nuestro sistema. Una iniciativa que modifica la orgánica y funcionamiento de nuestro sistema registral y notarial, a la vez de plantear la figura de los fedatarios, así como de un repositorio digital a cargo del Registro Civil.
En su intervención en la Comisión de Constitución del Senado, el investigador señaló que la pandemia produjo un cambio importante en la dinámica de trámites en las notarías.
“Previo a la pandemia, los trámites en notarías eran fundamentalmente presenciales, no había estándares documentales (se realizaban a partir del último trámite que se había otorgado) y no había una captura de información en línea”, indicó Barros a los presentes, a partir de un análisis realizado a 30 sitios web de notarías de Santiago y regiones (los que pudo encontrar, dijo, y de los cuales obtuvo muy poca información sobre precios y servicios).
Superada la pandemia, señaló Barros, muchos trámites han pasado a ser no presenciales, pero como parte de un proceso de digitalización forzada, producto del encierro previo. Sin embargo, sostuvo, lo que se hizo fue trasladar exactamente el mismo trámite presencial a la web, lo que llevó a que hoy tenemos muchos servicios digitales muy poco resilientes, muy poco seguros y con usabilidades que tampoco fueron pensadas.
“Este proceso de digitalización que tuvo un conjunto de notarías fue más bien hecho a la fuerza y sin una mirada de cómo establecer esos procesos”, lanzó, agregando que no se entienden y se caen.
Sumado a esto, Barros, quien también es perito judicial informático, constató que existen diferencias importantes en los trámites en papel versus digitales en términos de costos de reproducción, almacenamiento y distribución (del orden de diez veces de diferencia a favor de los trámites digitales).
“Efectivamente digitalizar toda la historia es un desafío mayúsculo y hay países que han hecho este esfuerzo y han quedado a mitad de camino. (…) El esfuerzo de implementación es extremadamente complejo”, advirtió.
También indicó que la mirada operacional tiene que ser en el entendido de que existen tres “negocios”: ventanilla, ministro de fe y archivo, y para cada uno de ellos -dijo- hay tecnologías de distinto tipo.
Sobre el repositorio digital a cargo del Registro Civil, concluyó: “Sus desafíos de implementación son muy grandes y creo que no se han tomado en serio desde el punto de vista del costo, del esfuerzo y del tiempo”.
Fuente: Comunicaciones del Departamento de Ingeniería Industrial de la U. de Chile.
31 de mayo de 2023