Con la asistencia del experto internacional en Gestión Pública, Francisco Longo, Pamela Frías, académica de la Universidad Alberto Hurtado y Cristián Pliscoff, director de Administración Pública de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se llevó a cabo el coloquio “Nuevos desafíos para la ADP: reconceptualización del mérito”, organizado por el Servicio Civil y el Centro de Sistemas Públicos (CSP) de la Universidad de Chile.
La actividad formó parte del V Ciclo de Coloquios sobre Empleo Público y Alta Dirección Pública, que impulsan ambas instituciones, con el objetivo de generar un espacio de encuentro e intercambio entre académicos y expertos en gestión pública y representantes de centros de pensamiento, entre otros actores.
En la ocasión, Francisco Longo, profesor del Departamento de Dirección de Recursos Humanos y ex director del Instituto de Gobernanza y Dirección Pública de ESADE, España, sostuvo que estamos en un momento en que existe un embate “antimeritocrático” con autores que señalan que este legitima la desigualdad y es causante de resentimiento en la sociedad. Subrayó que efectivamente el mérito no combina bien con la desigualdad, “el mérito exige igualdad de oportunidades real y hoy sabemos que la excesiva desigualdad del ingreso compromete la igualdad de oportunidades”, dijo.
El experto precisó que en este escenario, cabe preguntarse por qué el mérito ha sido el eje de las reformas profesionalizadoras del empleo público. “Desde mi punto de vista hay dos razones fundamentales: el mérito debe ser el criterio que garantice, por una parte, la igualdad de los ciudadanos en el acceso a posiciones públicas y, por otro lado, debe garantizar la idoneidad para el desempeño de las tareas, que los gobiernos puedan dotarse de las/los mejores para desarrollar las funciones de extraordinario interés social. Para esto se ha encontrado que es el mérito el eje a partir del cual estos dos valores deben garantizarse”, acotó.
Agregó que “frente a ello, en la región latinoamericana la política clientelista y a veces, la interferencia de intereses particulares han dificultado el pleno desarrollo de las meritocracias públicas en los diferentes países. Desde mi punto de vista, ambas necesidades subsisten. Seguimos necesitando sistemas que garanticen la igualdad en el acceso y sistemas que nos aseguren una captación de talentos adecuada en momentos en que las administraciones públicas necesitan más talento que nunca para desempeñar su papel”.
En tanto, Cristián Pliscoff, director de Administración Pública de la Pontificia Universidad Católica de Chile, señaló que toda la literatura muestra el potencial beneficio de la diversidad, tanto para la organización como para quien reciben los bienes y servicios. “Una administración pública más diversa naturalmente va a entregar de mejor forma los servicios que la sociedad necesita y, por lo tanto, desde el punto de vista normativo, buscar más diversidad entrando en tensión con algunos mecanismos de mérito, por ejemplo, es un objetivo a alcanzar”.
Por su parte, Pamela Frías, académica de la Universidad Alberto Hurtado, afirmó que los principales enemigos del mérito son la discriminación arbitraria, el pituto, el nepotismo y clasismo, entre otros, añadiendo que cuando hablamos de meritocracia aparecen los conceptos de talento y esfuerzo individual, que suponen un escenario que ignora desigualdades sistemáticas de base, como de raza, clase o género. “Cabe preguntarse por el modo en que somos capaces de promover y facilitar oportunidades concretas y reales de movilidad social que apuesten a construir sociedades más justas y equitativas”, indicó.
Finalmente, el director del Servicio Civil, Felipe Melo, sostuvo que el mérito es una construcción social y por lo tanto, a casi 20 años de la creación del Sistema de Alta Dirección Pública, necesitamos –a través de este tipo de actividades- “revisarlo para mantenerlo actualizado y con los sesgos al mínimo posible”.
Fuente: Comunicaciones Servicio Civil
02 de noviembre de 2022