En un año que es clave para el futuro del país, integrantes de nuestro equipo reflexionan respecto a cuáles deben ser los focos en materia de gestión pública.
El año que está ad portas de finalizar ha marcado un antes y un después no sólo en la historia de Chile, sino también del mundo. Al despertar social, que ya se había manifestado en las movilizaciones del 2019 y que tuvieron su máxima expresión en el plebiscito del pasado 25 de octubre, se sumó la pandemia del Covid-19, que vino a remecer a toda la sociedad.
Tras este movido 2020 y en nuestra permanente labor por aportar a la construcción de un país con foco en el desarrollo humano y el valor público, integrantes de nuestro Centro de Sistemas Públicos, de Ingeniería Industrial de la U. de Chile, han reflexionado respecto a los desafíos que se aproximan en un año que sin duda será clave en las definiciones que marcarán el futuro de nuestro país y en los cuales, como centro, también tenemos un rol relevante.
“En gran medida, la solución pasa por una sociedad civil fuerte”
Tenemos que volver a reencontrarnos y reconocernos como colectivo. Para esto es necesario que la gente se sienta parte de un proyecto de futuro. Un punto de partida podría ser una invitación a deliberar sobre la sociedad que queremos construir, siguiendo los modelos de países de desarrollo reciente. Hay espacios que están haciendo esto, pero necesitamos un diálogo más incluyente, del que todos nos sintamos parte. Otro gran desafío es fortalecer la representatividad de la política y la democracia. Esto no lo van a hacer los partidos políticos actuales, organizados como máquinas clientelares y dependientes del financiamiento privado. Entonces, ¿cómo se hace? En gran medida, la solución pasa por una sociedad civil más fuerte, el mejor antídoto contra la concentración del poder. “La política es demasiado importante para dejarla a los políticos”, como parafraseo Philip Pettit. Finalmente, un Estado que lidera y convoca a toda la sociedad a dar lo mejor de sí para contribuir a la creación de valor público y valores públicos, y genera diseños centrados en la optimización de la cadena de valor. Esta es la contribución más importante que puede hacer la ingeniería: colaborar con los expertos en cada campo (desde sectores donde hace tiempo está presente, como transporte y medio ambiente, hasta salud y educación), integrando equipos multidisciplinarios, para mejorar la gestión de sistemas complejos. La resolución de los problemas públicos requiere incluir más ingeniería y más multidisciplinariedad para que no sigan agravándose.
Pablo González, director Académico del CSP.
“Debemos ajustar los lentes con los que miramos los desafíos”
La pandemia ha profundizado la desigualdad en que vivimos, la misma que la ciudadanía puso en evidencia para el estallido social. La gran pregunta para el Estado —y también para nosotros como Centro— pasa por qué haremos con la nueva evidencia y las lecciones que nos deja el 2020. Por ejemplo, el trabajo remoto entró con fuerza en diferentes campos laborales, con lo que muchos hemos “ganado tiempo” por no tener que desplazarnos. Sin embargo, hasta ahora no habíamos cuestionado —de forma seria y profunda— por qué nuestras ciudades no permiten que vivamos cerca del trabajo o por qué la presencialidad parecía imprescindible. ¿Cómo reconfiguramos las ciudades y el trabajo en los próximos años? ¿Es posible atender a esta pregunta de forma insular o se requiere integrar y vincular disciplinas para hacerlo?
Asimismo, durante años jardines y salas cuna se hicieron cargo del cuidado, mientras padres y madres trabajaban, saltándonos la pregunta de si era lógico o no que las familias estuvieran lejos de la formación de sus hijos/as por 8 o 9 horas diarias. Hoy las familias deben hacer malabares para compatibilizar la misma jornada laboral con el cuidado infantil, en un espacio de menos de 60m2. Nuevamente, la lógica imperante y nuestro inestable contrato social se pone en duda, porque ni la duración de nuestras jornadas laborales, ni el tamaño promedio de las viviendas resultan compatibles con una sociedad que cuida.
¿Cómo rediseñamos los servicios del Estado, si tomamos las lecciones y priorizamos el bienestar de las personas? En el intertanto que el proceso constituyente avanza, estas preguntas deberán calar la forma en que diseñamos, implementamos y evaluamos nuestras políticas públicas. Así, también nosotros como Centro debemos ajustar los lentes con los que miramos estos desafíos, contribuyendo a ampliar la mirada sobre los sistemas, su complejidad y las perspectivas de eficiencia y eficacia con que los medimos.
Macarena Andrade, directora de Proyectos y Estudios del CSP.
“El 2021 es un punto de partida de lo que será la transformación más importante”
El año 2021 es un punto de partida para el Estado de Chile, de lo que será su transformación más importante y profunda en más de un siglo de historia, un Estado Digital, a fin de responder a un ciudadano cada vez más digital.
Lo anterior se acelera en pandemia, habiendo entrado en vigencia además la ley de transformación digital del Estado (tramitación electrónica de sus actos administrativos). Así las cosas, tres desafíos enormes: (i) exigencias en materia de servicios públicos; (ii) transferencia de beneficios y (iii) la reformulación de la democracia representativa.
El primero es la respuesta a las necesidades del ciudadano con servicios públicos clave como salud, justicia, educación, seguridad, vivienda y pensiones, entre muchos otros. El segundo es la ayuda rápida, pertinente y relevante a los que más sufren el impacto de la pandemia. Y el tercero, el más estratégico, son los cambios en la relación del ciudadano con las autoridades políticas, lo que se observa en muchos países del mundo. Los cambios que será necesario realizar, dado el impacto de las redes sociales en nuestro comportamiento y en nuestras relaciones, tienen un alcance que no conocemos bien. Son ajustes profundos a nuestra democracia y al funcionamiento del Estado.
Claudio Pizarro, académico de Ingeniería Industrial y académico asociado del CSP.
“Las demandas públicas deberán ser corazón de la Nueva Constitución”
La expresión abrupta del estallido social en 2019, manifiesta el descontento popular con una democracia formal pero poco efectiva que no ha respondido satisfactoriamente a demandas y aspiraciones políticas, económicas y sociales. Por la severidad de esta y otras expresiones de descontento ciudadano, el gobierno admite la necesidad de reformas profundas mediante la convocatoria al plebiscito, en el cual se decide la Convención Constituyente como mecanismo para la introducción de cambios que puedan llenar las aspiraciones de los chilenos y chilenas.
Este desafío implica la presencia de diversas fuerzas sociales, heterogéneas y representativas interesadas en discutir, consensuar y aprobar un modelo de Estado social incluyente y justo que por fin dé soluciones para construir una sociedad pensada a largo plazo, en la cual prime el bien común. Otra manera de enfocarlo puede ser el inicio de un costoso aplazamiento de la satisfacción de demandas públicas que deberán ser corazón del acuerdo supremo que es la Nueva Constitución.
La otra prioridad urgente será el esfuerzo por reducir los estragos desatados por la pandemia y sus secuelas. Mientras llega la vacunación, habrá que seguir fortaleciendo la política social para aliviar las necesidades de quienes más lo necesitan, así como medidas conducentes a la reactivación económica plena y a la reposición de las pérdidas de distinta naturaleza, generadas por la pandemia. Seguir construyendo el Chile que anhelamos, con fe y determinación, es también un gran desafío para el 2021.
Laura Gutiérrez, investigadora adjunta del CSP y del Centro de Investigación para la Educación Inclusiva.
“Es probable que nuestros focos estén más alineados que nunca con el desafío país”
Creo que para el 2021 se presenta como nunca un desafío gigantesco para el quehacer del Centro de Sistemas Públicos. Quizás nunca antes en nuestros 10 años de vida nos habíamos visto enfrentados a una situación tan compleja y tan desafiante respecto a lo que significan la gestión y las políticas públicas con un horizonte tan largo por delante. Cuando estamos frente a una pronta nueva Constitución, estamos hablando de un futuro que implica una mirada a largo plazo como país y esto, sin duda, nos convoca.
En este sentido, el aporte que puede hacer nuestro Centro, desde su mirada sistémica y desde la ingeniería, es muy valioso. Es probable que los focos que son parte de la esencia del CSP —de sistemas complejos, desarrollo humano y valor público— estén más alineados que nunca con el desafío país que tenemos. Entonces tenemos una gran oportunidad para reforzar lo que sabemos hacer en materia de proyectos en gestión pública, en diseño y evaluación de políticas públicas, en transformación digital de nuestro Estado, en investigación aplicada de alto impacto y, por supuesto, en programas de formación nacional e internacional, para así aportar, desde este quehacer, a la construcción de una ruta país que nos dirija al bien común.
Creo que es importante hacer la invitación a todos y todas quienes conformamos este Centro a aportar con evidencia y rigurosidad, como siempre lo hemos hecho, para el tremendo camino que tenemos por delante.
Carlos Castro, director Ejecutivo del CSP.
“Debemos definir el tipo de servicios públicos que necesitamos”
Desde mi perspectiva, uno de los focos en que deberíamos trabajar como país es definir el tipo de servicios públicos que necesitamos. Dado el comienzo del proceso de redacción de una nueva constitución, esa definición es vital para el desarrollo de Chile. Un servicio público donde la administración de las instituciones esté en manos de funcionarias y funcionarios seleccionados en base al mérito de sus conocimientos, experiencia, labores realizadas y objetivos alcanzados. Donde la carrera funcionaria sea una realidad y donde no existan funcionarios de primera ni segunda (ni tercera ni cuarta) categoría. Donde podamos contar con instituciones públicas que sean pilares de un Estado moderno, más flexible, basado en estándares de servicios orientados a la ciudadanía y trabajados con la ciudadanía, apoyados sobre datos, tecnología y plataformas transversales que garanticen a las y los funcionarios el poder enfocarse en la misión institucional. Donde podamos enorgullecernos de contar con un servicio público enraizado en la ética, la transparencia y la probidad.
Quiero que comencemos a plantar las semillas de un Estado moderno no solo en el verbo sino en la acción.
Macarena San Martín, docente del CSP.
28 de diciembre de 2020