Invitado a exponer sobre el estado de avance de la innovación pública en el mundo en el seminario internacional “Innovación pública: Mucho ruido ¿y las nueces?”, Christian Bason hizo un espacio en su apretada agenda para responder cinco preguntas clave sobre el tema central de su quehacer e investigación: cómo la innovación en el ámbito de lo público afecta directamente la calidad de vida de los ciudadanos.
Por primera vez en Chile y en Latinoamérica, Bason estuvo en Santiago los primeros días de octubre participando en el seminario organizado por el Centro de Sistemas Públicos (CSP) y CEPAL, con la colaboración del Ministerio de Economía y CORFO. Durante su estadía, Bason también dictó cátedra en el Encuentro Latinoamericano de Políticas Públicas organizado por el Magíster en Gestión y Políticas Públicas (MGPP), programa impartido por Ingeniería Industrial de la U. de Chile, para celebrar sus 20 años de existencia.
-¿Por qué es necesaria la innovación en el sector público?
-En primer lugar, creo que la innovación debe ser parte de nuestra propia definición de qué significa ser un servidor público para tratar de hacer las cosas mejor mañana de las que estamos haciendo hoy. La innovación debería ser parte del espíritu del servicio público o de la cultura y para ello tenemos que repensar las políticas y los servicios, con el fin de que hagan una diferencia positiva para los ciudadanos, los negocios y la sociedad en su conjunto. Segundo, muchos gobiernos alrededor del mundo están bajo una creciente presión para cambiar su forma de operar. Crecientes expectativas de parte de los ciudadanos, cambios demográficos, globalización y movilidad, presiones financieras, medidas de austeridad y la llegada de nueva tecnología llevan a las organizaciones públicas a situaciones en las cuales se tienen que transformar a sí mismas.
-¿Por qué al sector público le cuesta más innovar que a la empresa privada?
-Las organizaciones públicas están construidas para la estabilidad y predictibilidad, no para cambios rápidos o para tomar riesgos. No tienen las mismas presiones del mercado para innovar como muchas de las empresas privadas sí las tienen. Y, a pesar de lo que uno pudiera pensar (considerando que sirven propósitos públicos), muchas de ellas tienen una cultura cerrada y buscan evadir compromisos con el mundo exterior si es que pueden hacerlo. Finalmente, las organizaciones públicas operan en un ambiente político en el cual los errores pueden ser muy duramente castigados y donde a menudo la posibilidad de capturar nuevas oportunidades no son altamente valoradas.
-En Chile estamos en proceso de una reforma educacional, ¿qué ejemplos de innovación conoce en este ámbito?
-Dinamarca está implementando la reforma más grande de escuelas públicas en una generación introduciendo un día escolar más largo y variado que busca abordar a los estudiantes en forma más individual, a la vez de adaptar la educación a sus estilos de aprendizaje. Como catalizador de este proceso, el Ministerio de Educación ha creado lo que llamamos “The New Nordic School” (“la nueva escuela del norte”) donde más de 300 instituciones a lo largo de todos los niveles educacionales están colaborando en nuevos caminos para mejorar la enseñanza y la movilidad social. Este es un noble camino para conducir la reforma educacional que va desde abajo hacia arriba y viceversa al mismo tiempo. Otro ejemplo interesante es iZone o el programa de innovación Zone en Nueva York.
-¿Cuál es la receta para innovar en el sector público?
-El gran desafío es hacer de la innovación una prioridad de liderazgo estratégico y hacerlo igualmente relevante en términos de presupuesto, Recursos Humanos y operaciones. Los gobiernos están abordando en forma creciente este desafío incorporando habilidades de innovación y procesos dentro de su estructura organizacional con unidades dedicadas a ello: laboratorios o equipos de innovación. Esto ofrece una aproximación para pavimentar el camino a una cultura de innovación más amplia y sistemática.
-¿Cómo podemos pasar de una buena idea a un proyecto concreto en el mundo de la burocracia estatal?
-Brevemente, necesitamos dar la idea al nivel adecuado de gestión, el cual puede (y debería) tomar decisiones sobre cómo conseguir los fondos y recursos para esto. Muchos empleados tienen ideas muy buenas, pero necesitan un ambiente de autorización y respaldo adecuado para convertirlas en prácticas.
Menos diagnóstico, más soluciones
Con cerca de 10 años de experiencia en el tema de innovación pública, Christian Bason está a la cabeza de MindLab -primer laboratorio de innovación de Dinamarca- desde el año 2007.
Mundialmente conocido por su incansable investigación para poner las capacidades del sector público al servicio de la sociedad y de los ciudadanos, Bason ha asesorado a distintos gobiernos alrededor del mundo en este frente y es miembro de distintos directorios de asesoría en esta materia tanto en Dinamarca como a nivel internacional.
Para Bason los desafíos en innovación pública son grandes y conocidos. De aquí que postula que hay que dejar de perder tiempo en hacer diagnósticos de los distintos problemas en este frente y dedicar el tiempo a trabajar en las soluciones.
Es columnista regular de distintos temas de innovación en el sector público, tiene un blog dedicado a esta materia y a la fecha ha escrito cuatro libros, el más reciente “Leading Public Sector Innovation: Co-creating for a better society”.
Bason tiene un M.Sc. en Ciencias Políticas de la Universidad de Aarhus, cursó Educación Ejecutiva en las Escuelas de Negocios de Harvard y Wharton School, y actualmente está escribiendo la tesis de su doctorado sobre gestores públicos como diseñadores.